Lo confieso, siempre he sido una soñadora. De pequeña tenía más disfraces que toda la sección de juguetería de El Corte Inglés y dentro de mi habitación sucedían las historias más fantásticas. Eso sí, todo muy handmade, que ya era yo muy devota del reciclaje sin saber que en el inglés moderno lo íbamos a llamar así. La lástima de aquello es que todos esos mundos en los que viví tan intensamente los tengo muy poco fotografiados. Era la época en que la cámara de fotos se ponía a punto para los viajes, cumpleaños y poco más.
Hace un par de años pensé que quizá era buena idea recuperar las viejas costumbres y convertir a mis pequeños clientes en magos, princesas o grandes aventureros. A qué niño no le gustaría pasar una tarde jugando a ser cualquier cosa que pueda imaginar. Así nacieron las Sesiones de Cuento.
Si las sesiones de fotos con niños son siempre divertidas y mágicas, las Sesiones de Cuento elevan esto a su máxima expresión. Son sesiones muy personalizadas, con temáticas exclusivas y con todos los detalles perfectamente estudiados. De hecho, la diversión para mi empieza ya con la preparación del vestuario y el atrezzo, que muchas veces hago yo misma porque es una parte de mi trabajo que me encanta. El día de la sesión solo quedará pasarlo en grande, porque los niños no son como nosotros. No tienen nervios, son espontáneos y se olvidan de la cámara fácilmente. Ellos pueden ser quienes quieran simplemente con la imaginación, y aún así no dejan de ser ellos mismos nunca. Y esto, papás y mamás, es fundamental que lo sepan y que lo sepamos, nosotros que lo hemos perdido. Es lo bueno de soñar con los ojos abiertos.
Actualmente las Sesiones de Cuento se realizan únicamente una vez al año, en una campaña especial con plazas limitadas. Suele ser en verano, cuando termina el colegio y todos tenemos más disponibilidad para jugar. Si no te quieres perder la próxima edición te recomiendo que te apuntes a mi newsletter, ¡para enterarte de todo el primero! Os dejo un resumen de algunas historias que hemos soñado en este tiempo, y podéis ver algunas más en la galería. ¿Adivináis a qué cuento pertenecen?