El primer año de vida de un niño es una etapa fascinante. Alguien me dijo que en los primeros meses los días pasan lentos y las semanas rápidas. Y tengo la sensación de que es así totalmente porque lo vivo en todo momento. Todos los días aprenden algo nuevo y cambian a pasos agigantados, y parece increíble que el mismo niño que cumple un año de vida es el que hace poco cabía en la palma de tu mano. El problema es que nuestra rutina nos obliga a correr y hace que no reparemos en todos esos detalles. Lo comentaba el otro día en Instagram (si aún no me sigues, ya sabes! ;)), que al final de todos los momentos importantes de nuestra vida sólo quedan las fotos. Sólo fotos. Y digo yo, ¿hay algún momento más importante en su pequeño mundo que el primer cumpleaños?
Las sesiones de Smash Cake se conocen así porque su origen es americano y vienen a ser algo como «sesiones de destrozar la tarta». Y no podría ser un título más descriptivo porque se trata de justo eso. Los niños son imprevisibles y nunca sabes cómo van a reaccionar. Y os aseguro que los ha habido de todos los tipos, desde el que se lanza directamente sobre ella a el que la toca con «repelús» o se pone a llorar. Lo importante es que al final todos los peques disfrutan de su momento (sí, incluso el que había llorado al principio) y es un recuerdo único porque nunca volverá a estar en esa etapa.
Y, por supuesto, como toda buena fiesta lo mejor empieza desde los preparativos. Mi parte preferida es cuando os ponéis en contacto conmigo y mi cabecita va dando vueltas entre colores, detalles, sabores… Como en todas las sesiones, me gusta hacer las cosas lo más personalizadas posibles, con tiempo y con mimo. Y que el resultado, además de divertido, sea elegante.
Luego sólo quedará disfrutar. Los papás y yo misma nos convertimos en animadores y el peque termina hasta las cejas de pringue pero feliz como él solo. Ver sus caras al terminar es un poema! Cuando se van a mi aún me queda lo peor, la limpieza!! Pero compensa, os aseguro que sí. Si os apetece comprobarlo, ¿por qué no lo celebramos juntos?