La fotografía de niños en exterior es una de las facetas de mi trabajo que más disfruto. La luz, la vegetación y la libertad para moverse hacen que los niños se sientan libres y relajados. En definitiva, que sean ellos mismos. Son sesiones muy divertidas y que siempre dan mucho juego, ya que hacemos fotos tanto de los niños solos como con los papás. ¡Y a mi me gusta que participéis mucho!
Hoy os voy a hablar de cómo preparo los sets para las fotos que hacemos a los niños, ellos solitos (o con hermanos, si es el caso). Nada se deja a la improvisación y todos los detalles se preparan siguiendo una misma idea y unos colores que coordinen. Pero, más allá de la apariencia estética, lo que a mi me gusta es contar micro-historias con las fotografías. Que cuando los papás las vean, vean algo más además de a su niño bonito.
Me gusta contar micro-historias, más allá de unas fotos bonitas
Esto se consigue cuidando mucho todos los elementos y trabajando conjuntamente con la familia. Por eso, antes de vuestra sesión estaremos en contacto para ver qué ropa queréis usar y aconsejaros lo que puede resultar mejor en las imágenes. No siempre hay que sacar lo mejor del armario para una sesión de fotos, sino algunas prendas que nos evoquen una sensación especial. Algo que nos ayude a transmitir la idea que buscamos.
El día de la sesión sólo hay que juntar los factores mágicos: niños, elementos que despierten su interés y un buen ojo avispado. ¡El resultado de la fotografía de niños en exterior a mi me enamora!
Precisamente en estas fotos podéis ver un pequeño ejemplo de lo que os hablo. ¿Recordáis las aventuras del pequeño Tom Sawyer? ¡Es mi pequeño homenaje a este compañero de nuestra infancia!
¿Tienes alguna idea especial para tu peque? Escríbeme y vemos cómo la podemos hacer realidad!